Comentario previo: Octavio Paz nos deja perplejos con un poema que admite no dos, ni tres, ni cuatro; sino que innumerables interpretaciones. Yo me la juego por decir que todo se traduce en que sólo somos presente: nada más existe.
Miguel Ángel Merino
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.
(fin)
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